¿Cómo se clasifican los pasivos corrientes y no corrientes?

LEGÁLITAS IMPULSA  

Cualquier persona que esté al tanto de los asuntos financieros de una empresa, conocerá perfectamente qué son los pasivos corrientes y los pasivos no corrientes, pero si no ocurre de ese modo, se trata de una información que puede resultar muy interesante. 

Así pues, para conocer cada uno de estos conceptos lo primero que hay que saber es qué tienen en común. Y es que ambos están relacionados con las masas patrimoniales en las que se divide el balance de situación de una empresa. Dentro de dicho balance, el pasivo se divide, entre otras divisiones, en corriente y en no corriente.

En este sentido, el mejor modo de entender cada concepto pasa por consultar el Plan Contable, ya que es allí donde se encuentra toda esta información; y sobre todo contar con una gestoría online que ayudará en el asesoramiento sobre estos temas. No obstante, veamos cómo se clasifican. 

Conceptos para entender los pasivos de una empresa

Antes de nada hay que conocer cuáles son los conceptos fundamentales para no incurrir en ningún error:

  • Pasivo: lo componen las deudas y obligaciones de la empresa. También se le conoce como exigible.
  • Pasivo corriente: se trata de la deuda o crédito con vencimiento a corto plazo (menos de un año). También se le denomina circulante o corto plazo.
  • Pasivo no corriente: se designa así al vencimiento de la deuda o al crédito a largo plazo (más de un año). En este caso también se le puede denominar como fijo o largo plazo.

Cabe señalar que es importante tener conocimiento de estos conceptos, ya que, en parte, la financiación de la empresa se basará en ellos, tanto para llevar a cabo cada una de sus operaciones diarias como las futuras. Asimismo, dependiendo del grado de exigibilidad (de ahí el nombre de exigible), el pasivo será clasificado de una u otra manera.


Cómo se clasifican los pasivos corrientes

Dentro del pasivo corriente han de tenerse en cuenta qué tipos de cuentas los integran. Veamos las siguientes:

  • Provisiones con un plazo inferior a un año.
  • Deudas contraídas con empresas del grupo o asociadas por un periodo corto.
  • Acreedores comerciales y otras cuentas.
  • Pasivos vinculados con los activos no corrientes.   

En este sentido, algunos casos de pasivo corriente o circulante serán por ejemplo aquellas remuneraciones que la empresa debe pagar en un tiempo inferior a 365 días o también deudas contraídas por adquisición de inmovilizado cuyo pago debe realizarse antes de que pase un año.

Qué engloban los pasivos no corrientes

Por otro lado, cuando se habla de pasivo no corriente, la empresa no está obligada a devolver la deuda principal en el tiempo referido de un año, aunque sí que tendrá que satisfacer los intereses de esas deudas. En este caso, algunos de los pasivos no corrientes más habituales serían los siguientes:

  • Deudas a largo plazo con empresas del grupo o asociadas.
  • Periodicidades con un lapso superior a un año.
  • Provisiones que han de ser pagadas en un plazo de tiempo también de más de un año. 

Como resumen, estaríamos hablando de préstamos o créditos que la empresa tiene con una entidad financiera o bancaria y que ha de devolver en un tiempo superior a doce meses. También entrarían en esta categoría las deudas derivadas del inmovilizado que han de ser satisfechas a los proveedores de inmovilizado a largo plazo.

Fondo de maniobra 

Relacionado con estos términos es posible encontrar el Fondo de Maniobra, que es el resultado de restar el activo corriente (existencias, créditos por cobrar a corto plazo, inversiones financieras a corto plazo y tesorería) del pasivo corriente, o de sumar el patrimonio neto (recursos de la empresa) al pasivo no corriente y restar del resultado el activo no corriente.

Si el resultado es positivo, la empresa gozará de buena salud y contará con la liquidez suficiente para acometer las obligaciones que tenga a corto plazo. Si por el contrario, es negativo, obviamente la situación será más complicada.

Para finalizar, hay que apuntar que, en general, las empresas prefieren tener pasivos no corrientes para planificar mejor su contabilidad y por la posibilidad que existe de negociar con los accionistas, obteniendo así capital de una fuente de financiación que podrías ser más ventajosa que si se solicita a entidades bancarias.

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