Quiero internacionalizar mi empresa: ¿y ahora qué?

LEGÁLITAS IMPULSA  

La creciente globalización e interconexión de los mercados empuja a las empresas a buscar nuevos objetivos fuera de sus países de origen, pero la incertidumbre relacionada con aspectos como los cambios culturales, la distancia o las formas de financiación pueden frenar esas expectativas. Es por ello fundamental contar con unas bases claras cuando se quiere internacionalizar una empresa, empezando por un plan de financiación consistente y estructurado que favorezca el crecimiento y ayude a mitigar los riesgos inherentes a las operaciones de internacionalización. 

Un 8,2% de las empresas españolas tiene intención de internacionalizarse o exportar en los próximos 6 meses, según los últimos datos recogidos por el INE. El atractivo de la mejora de la competitividad unido a la diversificación de riesgos gracias a la presencia en una variedad de mercados constituye un importante aliciente para las compañías españolas. No obstante, es necesario contar con conocimiento sobre los procedimientos y herramientas disponibles antes de dar el salto, lo cual puede resultar complejo por la multitud de opciones existentes. 

A la hora de plantear la estrategia, lo primero es distinguir entre internacionalización y exportación. La internacionalización implica presencia en el extranjero, mientras que la exportación se limita al envío de mercancías más allá de las fronteras del país de establecimiento inicial. Aunque para ambas estrategias existen ayudas, hoy nos centraremos en cómo desarrollar la primera.

Los costes y riesgos asociados a la internacionalización implican una búsqueda de posibilidades de financiación, que muchas veces van más allá de los préstamos “informales” entre familiares y allegados por la complejidad intrínseca que ésta conlleva. Para mejorar las posibilidades de éxito, es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:

— Contar con un plan de negocio definido. En la búsqueda de fuentes de financiación es fundamental contar con un plan de negocio sólido, estructurado y viable, no solo por cuestiones de organización interna, sino porque para muchas entidades de crédito es un requisito básico para entrar a valorar la propuesta. Si todavía no cuentas con un plan de negocio, no te preocupes: existen programas, como el ICEX Next, que proporcionan asesoramiento especializado para conseguir centrar tus objetivos de expansión internacional.

— Analizar las ayudas y subvenciones disponibles, tanto en el mercado inicial como en el objetivo, y optar a aquellas que se ajusten a nuestras necesidades. Existen una gran variedad de opciones, desde la financiación por entidades privadas (como los bancos) pasando por las ayudas públicas estatales disponibles a cada nivel administrativo (municipal, provincial, autonómico, nacional e incluso europeo) o ayudas suministradas por parte de organizaciones supranacionales con objeto mercantil/comercial (MERCOSUR, …).

— Comparativa de las alternativas de financiación. A la hora de tomar una decisión sobre cómo financiar las actividades en el exterior, se puede recurrir a recursos propios, ajenos, o idealmente encontrar una combinación entre ambos.

  •    Los recursos ajenos, principalmente provenientes de entidades de crédito y que afectan al patrimonio pasivo. Cada instrumento financiero es diferente, tiene distintos fines, plazos de amortización, tipos de interés, importe y otras condiciones particulares. En función de las necesidades de cada negocio y el mercado al que se dirigen, se pueden valorar opciones tales como: préstamos, avales financieros, bonos, seguros de cambio y compraventa de divisas, factoring, etc. 

  • Los recursos propios, por otro lado, se basan en una ampliación del capital social, por lo que las opciones disponibles dependerán de la forma social adoptada. En términos generales, la sociedad anónima permite mayor flexibilidad, ya que su capital se divide en acciones fácilmente transmisibles en mercados financieros, cuyo número y valor es susceptible de modificación a través de acuerdo social. 

En resumen, a través de un plan de negocio organizado y sólido, con una estructura de financiación consistente con los objetivos marcadas, las empresas se verán mejor posicionadas para afrontar el reto que supone la expansión a otros países. Es por ello que desde el equipo de Coordinación Internacional de KPMG trabajamos para que todo este proceso sea mucho más sencillo y claro para las compañías interesadas en la internacionalización. Nuestro equipo cuenta con profesionales multidisciplinares, con amplia experiencia y trayectoria en este ámbito para prestar el apoyo necesario durante el proceso.

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